jueves, 4 de diciembre de 2008

SEGUNDO DOMINGO:

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración para todos los domingos (S. Biblia Est. 13, Is.):

Señor Dios, Rey Omnipotente: en tus manos están puestas todas las cosas. Si quieres salvar a tu pueblo nadie puede resistir a tu voluntad. Tú hiciste el cielo y la tierra y todo cuanto en ellos se contiene. Tú eres el dueño de todas las cosas. Quien podrá pues resistir a tu Majestad? Señor: Dios de nuestros padres: ten misericordia de tu pueblo porque los enemigos del alma quieren perdernos y las dificultades que se nos presentan son muy grandes. Tú has dicho "Pedid y se os dará. El que pide recibe. Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo concederá. Pero Pedid con fe". Escucha pues nuestras oraciones. Perdona nuestras culpas. Aleja de nosotros los castigos que merecemos y haz que nuestro llanto se convierta en alegría, para que viviendo alabemos tu Santo Nombre y continuemos alabándolo eternamente en el cielo. Amén.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

Consideración: Jesús cura a un sordomudo

Lectura del Santo Evangelio según San Marcos
En aquel tiempo: Dejando Jesús de nuevo las tierras de Tiro, se fue por Sidón hacia el mar de Galilea, atravesando las tierras de la Decápolis. Y le Llevaron un sordo y mudo, rogándole que le impusiera las manos. Y tomándole aparte de la muchedumbre, metió los dedos en los oídos, y untando con saliva el dedo le tocó la lengua; y mirando al cielo, suspiró y dijo: Epheta, que quiere decir, ábrete; y se abrieron sus oídos y se le soltó la lengua, y hablaba expeditamente. Les encargó que no se lo dijesen a nadie, pero cuanto mas se lo encargaba, mucho mas lo publicaban, y sobremanera se admiraban, diciendo': Todo lo hace bien; a los sordos hace oír y a los mudos hablar.
Palabra de Dios.

Ejemplo: Historia de la devoción al Niño Jesús en Praga.

Narran las antiguas tradiciones que en Andalucía, España, había hace varios siglos un santo religioso carmelita que se dedicaba a hacer imágenes, y que deseaba mucho hacer una estatua bien hermosa del Divino Niño Jesús. Y repetía una frase muy parecida a la de Santa Teresa: "Véante mis ojos, dulce Jesús bueno. Véante mis ojos.

Muérame yo luego " ' Y que tantas veces pidió a Nuestro Señor la gracia de poder contemplar cómo era el rostro del Divino Niño, que un día vio que se le aparecía el Niño Jesús, sonriendo y bendiciéndolo. El santo religioso procuró grabar en su memoria lo mejor que pudo el rostro del Divino Niño y se dedicó luego a fabricar la estatua que le quedó hermosísima. Murió después muy contento de haber podido contemplar el rostro de nuestro amable Redentor.

Esta bella imagen fue obsequiada por los Carmelitas a una princesa que se dirigía a Checoslovaquia a casarse con el Príncipe de Praga en 155ó, y allá la Llevó ella. Y le colocó después los vestidos más lujosos de su hijito el pequeño Príncipe de Praga. Y allí empezó el Divino Niño a hacer maravillosos prodigios a quienes lo honraban y le tenían fe. (Recordemos, lo que honramos no es una imagen. Lo que honramos con la devoción al Niño Jesús son sus años de infancia. Sus primeros 12 años de existencia en esta tierra. Las imágenes no hacen milagros, porque son seres muertos. Pero la imagen nos recuerda al Jesús que está en el cielo, y a El es a quien honramos con esta devoción).

La Princesa de Praga dejó al morir su bella estatua del Niño Jesús a los Padres Carmelitas recomendándoles mucho, que honraran al Divino Niño porque ella había notado que las personas que le rezaban al Niño Jesús obtenían favores muy especiales.

Entonces un Padre Carmelita, el P. Cirilo de la Madre de Dios, se propuso honrar al Niño Jesús, y los prodigios comenzaron a multiplicarse. Su convento que estaba en ruinas empezó a recibir ayudas inesperadas. Una familia que se dedicó a honrar y hacer honrar por otros al Niño Jesús, recibió tantos favores y se les alejaron tantos problemas que no se cansaban de narrarlo a todos los que trataban con ellos.

La ciudad de Praga rodeada por miles y miles de protestantes que deseaban destruirla se, vio libre de una manera prodigiosa, después de haberle prometido al Niño Jesús hacerle un gran templo. Y así la devoción al Divino Niño Jesús se hizo sumamente popular y las gentes obtenían formidables ayudas del cielo al pedirlas por los méritos de la infancia de Jesús. La paz renacía en los hogares desunidos. Los hijos perdidos volvían a sus hogares.

Los negocios que iban hacia el fracaso volvían a la prosperidad. Los pecadores sumidos en los vicios dejaron su vida de pecado y empezaban a ser buenos. . . Y por todas partes la gente entusiasmada narraba favores y mas favores del Divino Niño, porque Jesús dijo: "Todo el que pide recibe” Y el Niño Jesús apareciéndose en una visión al Padre Cirilo le dijo: "Si me honráis, yo os honrare. Si sois generosos conmigo, yo seré generoso con vosotros".

Habla Jesús:

Dime por muchas personas una palabra siquiera, pero una palabra de amigo, palabra de corazón y fervorosa. Recuérdame que he prometido: "Todo es posible para quien tiene fe. Mi Padre dará cosas buenas a quienes se las pidan. Todo lo que pidáis a mi Padre en mi nombre, os lo concederá".

Me gustan Ios corazones generosos que llegan en cierto modo a olvidarse de si mismos, para atender a las necesidades de los demás.
Así lo hizo mi Madre en Caná en favor de unos esposos en cuya fiesta se había acabado el vino. Me pidió un milagro y lo obtuvo. Así lo hizo aquella mujer cananea del evangelio la cual con tantos ruegos me suplicó que sacara de su hija el demonio y consiguió esa gracia especialísima.

Háblame pues con sencillez de los pobres a quienes quieres consolar, de los enfermos a quienes ves padecer a los extraviados que anhelan volver al buen camino, de los amigos alejados que quisieras ver otra vez a tu lado de los hogares desunidos para los cuales deseas la paz.

Recuerda a Marta y María cuando me suplicaron por su hermano Lázaro y obtuvieron su resurrección. Recuerda a Santa Mónica que después de rezarme durante treinta años por su hijo que era tan pecador, obtuvo que se convierta, y llegara a ser el gran San Agustín. No olvides a Tobías y su esposa que con sus Oraciones obtuvieron que les fuera enviado el Arcángel San Rafael a que defendiera a su hijo en el largo viaje, lo librara del demonio y de los demás peligros y lo devolviera sano, rico y muy feliz al lado de sus familiares.

Práctica: Visitar a un enfermo o ayudar a un pobre.

Gozos:
Oh Divino Niño
mi Dios y Señor
Tú serás el Dueño
de mi corazón.

Niño amable de mi vida
consuelo de los cristianos.
la gracia que necesito
pongo en tus benditas manos.

Oh Divino Niño
mi Dios y Señor
Tú serás el Dueño
de mi corazón.

Tú que sabes mis pesares
pues todos te los confió
da la paz a los turbados
y alivio al corazón mío.

Oh Divino Niño
mi Dios y Señor
Tú serás el Dueño
de mi corazón.

Y aunque tu amor no merezco
no recurriré a Ti en vano
pues eres Hijo Dios
y consuelo del cristiano.

Oh Divino Niño
mi Dios y Señor
Tú serás el Dueño
de mi corazón.

Acuérdate oh Niño Santo
que jamás se oyó decir
que alguno te haya implorado
sin tu auxilio recibir.

Oh Divino Niño
mi Dios y Señor
Tú serás el Dueño
de mi corazón.

Por eso con fe y confianza
humilde y arrepentido
lleno de amor y confianza
este favor yo te pido.

Oh Divino Niño
mi Dios y Señor
Tú serás el Dueño
de mi corazón.


Oración final:

Oh Jesús: "Tú has dicho: todo lo que quieras pedir pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado". Por eso vengo a pedirte con toda fe:
Jesús mío, mi amor, mi hermoso Niño:
Te amo tanto, Tú lo sabes, pero quiero amarte más, amarte hasta morir.
Ven a mi, Niño Jesús, van a mi corazón, deja que yo te adore, humildemente arrepentido de mis pecados.

Pastorcito de mi alma: contigo nada me falta, me conduces a fuentes tranquilas y reparas mis fuerzas, Tú me guiarás por el buen camino, por el honor de tu Nombre. Aunque camine por sendas oscuras nada temo porque Tú vas conmigo, Tu cetro poderoso me defiende, tu Bondad y tu Misericordia me acompañaran todos los días de mi vida.
Dulce Jesús mío, Divino Niño de mi alma: Soy todo tuyo: tuyo es mi ser pues lo creaste; tuya es mi alma pues la redimiste en la Cruz con el precio de tu Sangre.

Te proclamo Como mi Salvador y mi amigo: Como mi Rey, mi Creador y Redentor., Te adoro Como a mi Dios y Soberano Señor. Demuéstrame una vez más que me amas, Oh Niño Jesús y dame tu amor eterno y tu santa bendición, en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Jesús, José y María, bendecid nuestros hogares.
Jesús José y María, libradnos de todo mal.
Jesús, José y María, salvad nuestras almas. Amén. Aleluya.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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